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THEAITETOS AND THE CORINTHIAN EPIDEMIC

ByCarmen Zavala

Set 3, 2020

BEING AFRAID OF DYING IN A FARAWAY LAND
The other day it was reported on TV that two Peruvian citizens who returned to Lima from Spain a few days ago died of coronavirus. It is likely that they sensed that they were sick and were afraid to spend their last days away from the country that saw them grow up and surrounded by the memory of what was their first home and their loved ones.

Some 2,400 years ago in the ancient Greek world the young scientist Theaitetos, who appears in a dialogue with Socrates in a dialogue by Plato that bears his name, had been wounded in a battle in a faraway land, and having fallen ill with dysentery, he asked to be taken urgently back to Athens so that he could die there.

Like those Peruvians, Theaitetos also knew the danger of contagion that this represented for those who came into contact with him if he managed to reach Athens.

Different times, different places, similar situations.

Why does Plato mention this fact about Theaitetos’s death due to dysentery epidemic before starting a reflection on knowledge in the Theaitetos Dialogue?

The four dialogues of Plato: Theaitetos (on knowledge), The Euthyphron (on religious faith), The Sophist (on definitions) and The Statesman (on politics) begin with a reading aloud by a slave boy in the city of Megara at the time of a dysentery epidemic in the neighboring city of Corinth.

The slave boy reads the text for Euclid and Terpsión of Megara. Before this reading, Euclid tells that he just came from having met Theaitetos in the port who was being carried to Athens after having been badly wounded in the battle of Corinth, but mainly because he had become terribly ill from dysentery. Despite the fact that Euclid advises Theaitetos to stay and rest in Megara, Theaitetos insists on being carried back to Athens, which is more than 45 km away from Megara.

Theaitetos never returns alive to his beloved Athens and the question that arises is why these four dialogues and especially Theaitetos’s first dialogue on knowledge begin in the context of Theaitetos’s death in an epidemic.

Does the immediate experience of the precariousness of human life allow us to experience knowledge in a different way, more truly, than by perception or reasoned opinion?

Why is Theaitetos in such a hurry to return to Athens? Is he afraid of dying far away from his homeland?

Why do we yearn to return to our homeland? What does it mean to be home-sick? Does it have to do with the longing to return to the depths of our being, as Gabriel Marcel used to say?

“Our experience of depth is (…) not something we feel as being “elsewhere.” We would have to describe it as distant, yet we also feel it as intimately near us.

       The distance appears to us as an inner distance, as what we can describe as a land for which we are home-sick. This is, in fact, exactly how the exiled person experiences his lost homeland. A person’s homeland may be distant, but it has a connection with him that cannot be broken. This longing is different from the dream which he had in his youth for an exotic foreign country, because that foreign country (however vividly he imagined it) remains in the imagination, a “somewhere else.” In contrast, a person’s own country is not something imaginary, it is in the blood.” (http://www.philopractice.org/web/inner-truth#Marcel)

Is this longing to return home only a very personal perception of him, which no one else can know, or is this longing more a very basic state of being human that we all share and that we therefore know immediately before we have even begun to reflect on it?

Is this longing justified insofar as it is a personal opinion of his based on arguments, that could be, for example, that if he arrives wounded in his homeland and dies there, he will be recognized and praised as a war hero and otherwise simply forgotten as someone who died in an epidemic?

If I die, some of my projects will be cut short and I will miss out on the outcome of a series of events of humanity and the destinies of the people I walk with in my heart. Was this also a concern of Theaitetos at that time?

How could we know it and why would we want to know it? 

ENGLISH
TEETETO Y LA EPIDEMIA DE CORINTO
TENER MIEDO A MORIR EN TIERRAS LEJANAS
 

El otro día informaron en la tele que dos ciudadanos peruanos que retornaron a Lima de España hace unos días, fallecieron de coronavirus. Es probable que presintieran que estaban enfermos y que tuvieran miedo de pasar sus últimos días lejos de la tierra que los vio crecer y rodeados del recuerdo de lo que fue su primer hogar y sus seres queridos.

Hace unos 2400 años en el antiguo mundo griego el joven científico Teeteto, que aparece dialogando con Sócrates en un diálogo de Platón que lleva su nombre, había caído herido en una batalla en tierras lejanas, y habiéndose enfermado de disentería, pidió que lo llevaran urgente a Atenas para poder morir allá.

Al igual que esos peruanos, también Teeteto sabía del peligro de contagio que eso representaba para quienes entraran en contacto con él si lograba llegar a Atenas.

Épocas distintas, lugares distintos, situaciones análogas.

¿Por qué Platón nos menciona este dato sobre la muerte de Teeteto por la epidemia de disentería antes de iniciar una reflexión sobre el conocimiento en el diálogo El Teeteto?

Los cuatro diálogos de Platón Teeteto (sobre el conocimiento), El Eutifrón (sobre la fe religiosa), El Sofista (sobre las definiciones)  y El Político (sobre la política) se inician a partir de la lectura en voz alta por parte de un muchacho esclavo en la ciudad de Megara en tiempos de una epidemia de disentería en la ciudad vecina de Corinto.

El niño esclavo lee el texto para los personajes Euclides y Terpsión de Megara. Antes de esta lectura, Euclides cuenta que viene de haberse encontrado en el puerto con Teeteto que era trasladado a Atenas tras haber sido muy mal herido en la batalla de Corinto, pero principalmente por haberse enfermado terriblemente de disentería. A pesar de que Euclides le aconseja a Teeteto quedarse a reposar en Megara este insiste en que lo trasladen de frente a Atenas que queda a más de 45 km de Megara.

Teeteto nunca retorna con vida a su querida Atenas y la reflexión que se abre es ¿por qué estos cuatro diálogos y en especial el primer diálogo de Teeteto sobre el conocimiento se inician en el contexto de la muerte de Teeteto en una epidemia?

¿Acaso la vivencia inmediata de la precariedad de la vida humana nos permite conocer de una manera distinta, más verdadera, que por la percepción o la opinión fundamentada?

¿Por qué Teeteto se muestra apurado por regresar a Atenas? ¿Acaso tiene miedo de morir lejos de los suyos?

¿Por qué anhelamos volver a nuestra patria? ¿Tendrá que ver con el anhelo de volver a lo profundo de nuestro ser, como decía Gabriel Marcel?

“Nuestra experiencia de la profundidad no es (…) algo que sentimos como si estuviéramos “en otro lugar”. Tendríamos que describirlo como distante, pero también lo sentimos como íntimamente cercano a nosotros.

La distancia se nos presenta como una distancia interior, como lo que podemos describir como una añoranza al terruño. De hecho, así es exactamente como el exiliado experimenta su patria perdida. La tierra natal de una persona puede estar distante, pero tiene una conexión con él que no se puede romper. Este anhelo es diferente del sueño que tuvo en su juventud de viajar a un país exótico en el extranjero, porque ese país extranjero (por muy vívidamente que se lo haya imaginado) permanece en la imaginación, un “otro lugar”. Por el contrario, país al que una persona pertenence no es algo imaginario, está en la sangre”. (http://www.philopractice.org/web/inner-truth#Marcel)

¿Este anhelo de volver a casa es sólo una percepción muy personal de él, que nadie más puede conocer, o es este anhelo más bien un estado muy básico del ser humano que todos compartimos y que por lo tanto conocemos inmediatamente, incluso antes de haber empezado a reflexionar sobre él?

¿Acaso este miedo se justifica en tanto que es una opinión personal suya basada en argumentos, como por ejemplo, que si llega herido a su patria y muere allí, será reconocido y elogiado como héroe de guerra y de lo contrario simplemente será olvidado como alguien que se murió en una epidemia?

Si muero, se quedarán truncos algunos proyectos  míos y me perderé del desenlace de una serie de eventos de la humanidad y de los destinos de las personas que acompaño con el corazón. ¿Era esta también una preocupación de Teeteto en ese entonces?

¿Cómo saberlo y por qué querríamos saberlo?